“Como mexicanos, nos cuesta trabajo enfrentarnos con nuestro pasado”: José Ramón Cossío
La revisión de la historia no puede obviar el pasado reciente y enfrascarse en los procesos fundacionales. Es necesario entender las violencias contemporáneas para atenderlas.
“No estamos recuperando los procesos recientes: sindicalismo, violencia contra las mujeres… No estamos haciendo memoria porque no nos hemos indignado”: Dr. Cossío Díaz
El presente
doliente puede cegar de las deudas históricas que, día con día, son
reivindicadas a través de la memoria colectiva en búsqueda de la verdad y la
justicia. La construcción de estos relatos se constituye como contrapesos a la
inhabilidad de las autoridades para conformar una verdad satisfactoria para las
víctimas de la violencia.
Para José
Ramón Cossío Díaz, director del Instituto para el Fortalecimiento del Estado de
Derecho, la incorporación de los testimonios a los procesos jurídicos debe
abonar a la constitución de mecanismos de justicia que garanticen la rendición
de cuentas ante hechos paradigmáticos.
Durante la
sesión de cierre de los conversatorios Autonomía, contrapesos y mecanismos
extraordinarios para garantizar memoria, verdad y justicia de la IBERO Puebla,
el exministro señaló que la reconstrucción de la memoria debe contar con una
doble autoría: quienes pusieron el cuerpo frente a las violencias y quienes
heredaron los relatos e hicieron eco de ellos.
Organismos
autónomos como la CNDH y el INAI tendrían que representar espacios para
garantizar la escritura de la historia y elevarla a los juzgados: Cossío Díaz.
Cossío Díaz
indicó que la sociedad mexicana actual reprime los acontecimientos más graves
de su historia reciente como una protección contra el dolor colectivo. Esto ha
propiciado la concepción de que el pasado es un obstáculo en el camino hacia un
futuro más luminoso.
Estamos,
englobó el jurista, ante un sistema paliativo que impide profundizar en la
memoria reciente, lo que limita la comprensión de fenómenos coyunturales. En
cambio, la generación actual ha optado por el escrutinio de sucesos mucho más
lejanos como el proceso de colonización.
Al principio
del sexenio actual, la posibilidad de avanzar a una justicia transicional
planteaba un escape de los moldes tradicionales. No obstante, con la nueva Ley
de la Fiscalía General de la República, así como los ajustes a la CNDH y la
falta de recursos de los organismos autónomos, la participación ciudadana ha
quedado desplazada. Estos mecanismos individualizados no permiten evaluar las
condiciones estructurales de los sistemas político y jurídico mexicanos.
“El actual gobierno supone que tiene una especie de monopolio en la constitución de la memoria, donde no caben las posibilidades de otras construcciones”: José Ramón Cossío.
Para una
construcción adecuada de la memoria es necesario reconocer su importancia. José
Ramón Cossío constató las múltiples impunidades que rodean a la matanza de
Tlatelolco de 1968, hito de la historia mexicana contemporánea que, como otros
casos de represión, no han sido abordados por las autoridades debido a la
participación de las Fuerzas Armadas. Así, el trabajo de memoria corresponderá
a la sociedad civil, misma que tendrá que remar contra la ola de uniformes
camuflados que inunda las calles en la administración federal actual.
El proceso de
militarización podría llevar a un militarismo que influya en la forma de vida
del país. El ministro en retiro reflexionó sobre las decisiones del Ejecutivo
federal en el uso de la milicia para tareas civiles, así como de su reticencia
ante los principios de división de poderes. “Prefiero tener un poder público
con distintos contrapesos a una concentración que nunca ha salido bien”.
La memoria va
más allá de la cronología. Los antecedentes del México contemporáneo han de
conducir a los últimos 50 años de fenómenos poco comprendidos: desde Tlatelolco
y el Halconazo, pasando por el Ejército Zapatista y las comunidades
afromexicanas hasta el vínculo entre el gobierno y el crimen organizado. Cossío
Díaz valoró la historicidad de la memoria como un proceso cuyo fin último sea
la recuperación y pacificación.
La IBERO
Puebla celebró la serie de conversatorios “Autonomía, contrapesos y mecanismos
extraordinarios para garantizar memoria, verdad y justicia” en el marco de la
Cátedra Cossío y a propósito del décimo aniversario de la reforma
constitucional en materia de derechos humanos.
En días pasados, los páneles dieron pie a conversaciones sobre las instituciones públicas surgidas desde la lucha social; los factores que obstaculizan el funcionamiento cabal de las fiscalías en México; los aciertos y deudas de la CNDH en sus tres décadas de operación, y la urgencia de sistemas de justicia transicional con participación ciudadana.
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