El PRI no ganó gubernaturas. ¿Hubo traiciones?
SIN LÍMITES
El PRI no
ganó gubernaturas. ¿Hubo traiciones?
Ni siquiera
Campeche lo ganó el dirigente nacional Alito.
Por Raúl
Torres Salmerón
De los 15
estados que el domingo pasado fueron a las urnas para elegir mandatario, ocho
son gobernados por el PRI. El otrora partidazo los perdió: Colima, Guerrero,
Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Campeche, Zacatecas y San Luis Potosí. Los siete
primeros los ganó MORENA y el último estado la alianza PVEM-PT.
Esta
estrepitosa derrota, de acuerdo al periodista de El Universal, Raúl Rodríguez
Cortés, levanta sospechas, sobre todo en Campeche, donde figuraba como
candidato el sobrino del actual dirigente nacional tricolor, Alejandro Moreno,
donde fracasó el campechano Christian Campo Bello.
Hay versiones
que corroboran el abandono del comité nacional y otros opinan que fue una
traición de los gobernadores de esos estados y más que traición, dejar de
operar políticamente y negociar con el Presidente AMLO y con las dirigencias de
MORENA para evitar situaciones judiciales posteriores donde en el caso más
extremo sería pisar la cárcel.
Por alguna no
extraña razón, en Puebla nos viene a la memoria el conocido y nunca desmentido
pacto de Mario Marín Torres, priísta que entregó la plaza al extinto panista
Rafael Moreno Valle Rosas.
Lea usted, la
versión actualizada del periodista Raúl Rodríguez, pues se escribió el viernes
11 de junio y que no tiene desperdicio:
En el
análisis del porqué tan estrepitosa derrota, la dirigencia nacional del
Revolucionario Institucional, a cargo de Alejandro Moreno Cárdenas, baraja un
menú de respuestas, pero se inclina por una, el abandono, si no es que la
traición de los gobernadores de esos
estados a los candidatos de la alianza PRI-PAN-PRD.
¿Por qué el
abandono y/o la traición? Por el temor a ajustes de cuentas judiciales
(¿tendrán colas que les pisen?) que los llevó a amarrar pactos de
impunidad.
En Sonora, la
gobernadora Claudia Pavlovich, abandonó al priísta Ernesto (a) El Borrego
Gándara, porque sabía que, de ganar, la revisaría implacablemente, no obstante
que comparten militancia en el PRI. Y no sólo eso. En aquella entidad hay mucha
suspicacia respecto los negocios del
esposo de la Gobernadora.
En Sinaloa,
el candidato de la alianza PRI-PAN-PRD, Mario Zamora Gastélum, Senador de la
República, también es de extracción priísta. Al Senador con licencia lo impulsó
el Gobernador Quirino Ordaz, pero aseguran en el PRI nacional que a mitad de la
campaña lo dejó colgado. Dicen que por el temor de que salgan a relucir los
negocios que hizo con el poderoso grupo empresarial Coppel.
Pugnas
interpartidistas y temores a futuros procesos judiciales habrían pesado también
en el ánimo del Gobernador de Colima, José Ignacio Peralta, de origen priísta y
perfil empresarial, muy amigo de personajes centrales del Gobierno de Peña
Nieto como Luis Videgaray. No se olvide que fue Subsecretario de Comunicaciones
y Transportes del hoy finado Gerardo Ruiz Esparza, quien es recordado por sus
vínculos con el Grupo Higa, contratista estrella de aquel Gobierno y
protagonista del escándalo de la Casa Blanca y la española OHL.
Culpas
similares se le atribuyen al Gobernador de Tlaxcala, Marco Antonio Mena, que
mediante un negociación con la candidata de MORENA, Lorena Cuéllar, antes de
tener una tendencia clara con los resultados preliminares, salió a reconocer la
derrota del tricolor y de su candidata aliancista, también de origen priísta,
Anabel Ávalos Zempoalteca.
En San Luis
Potosí, el Gobernador Juan Manuel Carreras fue el que metió a la cárcel a
Ricardo (a) El Pollo Gallardo, un personaje sin duda impresentable, pero que
ganó la elección por la alianza PVEM-PT. Su temor a que le regresara la copa,
dicen los que saben, llevó a Carreras a negociar y abandonar al candidato
aliancista César Octavio Pedroza, este sí de cuna blanquiazul.
En Zacatecas,
el Gobernador Alejandro Tello habría dejado colgado a la candidata aliancista
Claudia Anaya Mota, Senadora de la República con licencia de cuna priísta,
luego de pactar con el clan político local de los Monreal.
En Guerrero,
pesó en el ánimo del Gobernador Héctor Astudillo el mismo temor que cuando le
ordenó a su Fiscal Xavier Olea frenar la investigación por abuso sexual y
violación contra Félix Salgado Macedonio, quien emprendería, según sus
previsiones, una cacería en su contra. Por lo tanto, habría pactado con él y abandonado al
candidato aliancista de origen priísta Mario Moreno Arcos.
Campeche
tiene un triple empate técnico. Al confirmarse la derrota deberá haber
explicaciones de quien gobernó esa tierra y hoy lidera al PRI. Por lo pronto
está el reparto de culpas de Alito. ¿Qué dirán los que están al otro lado de un
priísmo que evidentemente quedó dividido?
Hasta aquí la
columna de Rodríguez Cortés. Para fortalecer sus dichos sobre las traiciones y
abandono, hay claros dos ejemplos. Primero, basta leer los titulares
principales del periódico La Jornada días antes de la elección:
Domingo 30 de
mayo: Denuncian a Alito por el desvío de $59 millones en Campeche.
Lunes 31 de
mayo: Irregularidades de Alito en Campeche por 3 mil 852 mdp.
Dos, sobre el
caso Sonora, todo mundo sabe que Claudia Pavlovich fue impuesta por Manlio
Fabio Beltrones, a quien desde hace tiempo se le acusa de haber recibido dinero
público para las campañas del PRI en la elección de 2015, proveniente de las
arcas del Estado de Chihuahua.
principios de
junio, el Juzgado Tercero de Distrito de Amparo en Materia Penal en Ciudad de
México otorgó una suspensión provisional al ex dirigente nacional del PRI,
Manlio Fabio Beltrones, que impide que sea detenido en caso de que las
autoridades de Chihuahua hubieran obtenido alguna orden de aprehensión en su
contra, por acusación realizadas en el fuero común.
Hay que
agregar el guiño de ojo de AMLO al PRI hace pocos días para que MORENA alcance
la mayoría constitucional en la Cámara de Diputados. En síntesis, presiones,
traiciones y abandono por miedo a pisar la cárcel.
En fin, como
escribió el veracruzano Salvador Díaz Mirón (México, 1853-1928), en su poema
Consonancias:
Tu traición
justifica mi falsía
aunque lo
niegues con tu voz de arrullo;
mi amor era
muy grande, pero había
algo más
grande que mi amor, mi orgullo.
Calla, pues.
Ocultemos nuestro duelo,
la queja es
infecunda y nada alcanza;
agonicemos
contemplando el cielo
ya que el
cielo es nuestra única esperanza.
raultorress@hotmail.com
No hay comentarios.