SIN LÍMITES
La enfermedad
del poder
Interesante
libro de un ex Ministro de Salud inglés
Por Raúl
Torres Salmerón
Diversos
espacios y columnas periodísticas, han abordado desde 2011, el libro En el
Poder y en la Enfermedad, escrito por el médico David Owen, quien fue Ministro
de Sanidad y también de Relaciones Exteriores de la Gran Bretaña en el gobierno
del Primer Ministro James Callaghan de 1976 a 1979.
Vale la pena
reiterar algunas ideas ante los acontecimientos que han sacudido a México. De
Vicente Fox se dice que tenía problemas graves de conducta y problemas de
hernia discal; de Felipe Calderón se habla aún su enfermedad como el
alcoholismo; de Enrique Peña Nieto las operaciones de nódulo tiroideo y
vesícula biliar; de AMLO, sus problemas coronarios, presión arterial alta y
columna vertebral.
El libro
trata de la interrelación entre la política y la medicina. El autor se declara
fascinado por ella y la ha analizado en ambos campos. La enfermedad en
personajes públicos suscita importantes cuestiones: su influencia sobre la toma
de decisiones, los peligros de mantener en secreto la dolencia o la dificultad
para destituir a los dirigentes enfermos.
Como médico,
el autor tuvo ocasión de ver las tensiones de la vida política y sus
consecuencias; como político, se fijó en los dirigentes que no padecen
dolencias mentales pero desarrollan el Síndrome de Hybris o la desmesura o
embriaguez del poder representado por la persistencia en el error e incapacidad
para cambiar
Owen analiza
los trastornos de conducta más frecuentes en los hombres del poder:
alcoholismo, drogadicción, híper sexualidad y la más perniciosa de ellas, el
poder mismo, fuente de todo mal y de toda distorsión mental y para cuya
obtención el político, de cualquier estatura, todo lo sacrifica y todo lo
corrompe.
El síndrome
se llama Hybris o desmesura, que califica como la embriaguez del poder, la
persistencia en el error, la incapacidad para cambiar el rumbo. La definición
de embriaguez es como dice el Diccionario de la Lengua Española: Enajenamiento
del ánimo.
Owen menciona
un listado de síntomas de quien es víctima de la enfermedad de la desmesura o
embriaguez:
-Una
inclinación narcisista a ver el mundo como
un escenario en el que pueden ejercer su poder y buscar la gloria.
-Una
predisposición a realizar acciones que tengan probabilidades de situarlos bajo
una luz favorable.
-Una
preocupación desproporcionada por la imagen y la presentación
-Una forma
mesiánica de hablar de lo que están haciendo y una tendencia a la auto
exaltación.
-Una
identificación de sí mismos con el Estado, hasta el punto de considerar
idénticos los intereses y perspectivas de ambos.
-Una
tendencia a hablar de sí mismos en tercera persona o utilizando el mayestático
nosotros.
-Excesiva
confianza en el juicio propio y desprecio del consejo y la crítica ajenos.
-Exagerada
creencia en lo que pueden conseguir personalmente.
-La creencia
de ser responsables no ante un tribunal
terrenal de sus colegas o de la opinión pública, sino ante un tribunal más
alto: la Historia o Dios y la creencia inamovible de que en ese tribunal serán
justificados.
-Tener
inquietud, irreflexión e impulsividad y pérdida de contacto con la realidad.
-Tendencia de
su visión y convicción de que la rectitud moral de una línea de actuación hace
innecesario considerar otros aspectos. Obstinada negativa a cambiar de rumbo.
-Incompetencia
para ejecutar una política que podría denominarse consecuencia de la desmesura.
Por el exceso de confianza del líder, no le preocupan los aspectos prácticos de
una directriz política.
-Falta de
atención al detalle, aliada de una
naturaleza negligente.
Lo anterior
es un resumen de los males del poder. ¿Relaciona usted a algún político o
dirigente con éstos síntomas?
En fin, como
escribió Agustina Andrade (Argentina, 1858-1891), en su poema Después del
Triunfo:
A eso llaman
triunfar: palmas y gritos,
algunos ramos
de venal laurel,
y después...
¡El silencio y el olvido!
¿Y después?
¡Oh, qué horrible es el después!
¡Si eso es
triunfar, la gloria es el martirio,
la gloria es
la embriaguez!
¡Vale más la
sonrisa de mi madre
que el más
rico laurel!
raultorress@hotmail.com
No hay comentarios.