Pese a ligeros avances, violencia sistemática contra las mujeres persistió en 2022
De acuerdo con la ENDIREH 2021, la segunda violencia más frecuente que experimentan las mujeres de 15 años y más es la de carácter sexual (5 de cada 10).
Mientras que
los feminicidios disminuyeron, los homicidios dolosos contra mujeres aumentaron
un 43%, por lo que es probable que no se tipifiquen correctamente.
Las consignas
feministas “¡vivas nos queremos!”, “¡ni una menos!” o “¡ni una más!”,
escuchadas con fuerza cada 8 de marzo, son exigencias imperativas que las
mujeres demandan al Estado para el respeto de su derecho a una vida libre de
violencia. A causa de las desigualdades
de género que existen entre hombres y mujeres, en México 7 de cada 10 mujeres a
lo largo de su vida han experimentado algún tipo o modalidad de violencia.
Las cifras de
denuncias o delitos que el Estado proporciona son insuficientes para comprender
estos fenómenos, pues históricamente el sistema judicial ejerce prácticas
reiteradas que obstruyen el acceso a la justicia y derivan en la impunidad
institucional frente a la comisión de estos delitos.
De igual
manera, las resistencias estructurales que existen para visibilizar y nombrar
la violencia contra las mujeres desde el Estado han provocado un alto índice de
desconfianza en los mecanismos de justicia. El desaliento para denunciar estos
delitos permea considerablemente la acreditación e investigación desde una
perspectiva de género.
De manera
mensual, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública
(SESNSP), emite el documento Información sobre violencia contra las mujeres e
Incidencia delictiva y llamadas de emergencia 911. En el último corte anual se
observa una discrepancia en cuanto al crecimiento de los homicidios de las
mujeres y en el decremento de los feminicidios.
Con relación
al año pasado, en el estado de Puebla los feminicidios disminuyeron un 46% (17
feminicidios menos), esto en contraste con los 54 casos que el Observatorio de
Violencia Social y de Género (OVSG) de la IBERO Puebla registró
hemerográficamente. A nivel nacional, disminuyeron un 3.6% (33 feminicidios
menos).
A pesar de
que este dato por sí solo pareciera positivo, esto no necesariamente significa
que la violencia más extrema contra las mujeres haya aminorado. Mientras que
los feminicidios disminuyeron, los homicidios dolosos aumentaron a un 43%, lo
que representa en tasa poblacional un aumento de 2.45 homicidios por cada
100,000 mujeres registrados en 2021, a 3.51 homicidios en 2022.
Esto podría
significar que las carpetas de investigación se están abriendo más como
homicidios que como feminicidios. En Puebla, los homicidios dolosos ocurrieron
2.3 veces más seguido que los feminicidios en 2021 y 6 veces más que en
2022. Este delito aumentó también a
nivel nacional: el 2022 fue el segundo año con más presuntas víctimas de
homicidios dolosos en los últimos ocho años.
Otro dato
alarmante son los 5,525 presuntos delitos de violencia de género a nivel
nacional que se registraron en 2022 y que suponen un aumento del 32% (1,339
delitos más) en comparación al año anterior. Respecto a la violencia familiar,
si bien desafortunadamente el SESNSP no desagrega la información de tales
delitos cometidos sólo contra mujeres, el año pasado se registró un aumento del
6.6%, en contraste con el 2021 en el país (16,808 más incidencias).
A nivel
nacional, el 2022 terminó como el año con más mujeres víctimas de extorsión en
los últimos ocho años (3,765). Las llamadas de emergencia relacionadas con
incidentes de abuso sexual y las relacionadas con incidentes de acoso u
hostigamiento sexual aumentaron 31% a nivel estatal y 19.1% a nivel nacional.
La SESNSP
ubicó a Puebla como el segundo año con más víctimas de trata de personas (38)
registradas en los últimos seis años. Por su parte, el Registro Nacional de
Personas Desaparecidas y No Localizadas señaló que 37 mujeres fueron desaparecidas
en 2022 y aún no han sido localizadas.
Frente a estas cifras, el llamado que las mujeres hacen con mayor énfasis cada 8 de marzo y 25 de noviembre es para que la violencia cese y que el Estado responda de manera eficaz para prevenir, atender, investigar y sancionar estos fenómenos. Ser mujer en México no tendría que representar vivir en peligro.
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