El atrayente olor de tierra mojada
SIN LÍMITES
El atrayente
olor de tierra mojada
Los camellos
del desierto de Gobi detectan la geosmina a kilómetros de distancia.
Por Raúl
Torres Salmerón
¿Por qué
atrae tanto el olor a tierra mojada? ¿Por qué los humanos conservan tal
sensibilidad para este volátil microbiano? ¿El olfato humano es extremadamente
sensible a este olor?
Es
indiscutible que las sensaciones olfativas gobiernan gran parte del
comportamiento humano y que el olor de un pastel recién horneado o la invisible
columna aromática que se eleva desde el suelo húmedo después de la lluvia,
tienen la capacidad de evocar fuertes sentimientos y recuerdos.
La
fascinación de la humanidad por el olor de la tierra se remonta a milenios
atrás, hasta que en el siglo XIX los primeros químicos se interesaron por este
aroma. En 1891, Berthelot y André extrajeron del suelo un compuesto con el olor
característico.
En 1964, dos
geólogos australianos del Commonwealth Scientific and Industrial Research
Organization (CSIRO), Isabel Joy Bear y Richard G. Thomas, definieron en la
revista Nature que ese olor singular y característico que surge al humedecerse
con agua arcillas y suelos secos naturales, se debe a un aceite amarillento
atrapado en las rocas, pero liberado por la humedad.
Ambos
nombraron al aroma como petricor, que deriva del griego pétros, piedra e icor,
que en la mitología griega era el mineral presente en la sangre de los dioses.
Petricor significa algo así como la sangre de las piedras.
El aroma se
manifiesta cuando la geosmina, que significa en griego aroma de la tierra,
sustancia química muy olorosa producida por la bacteria Streptomyces propia del
suelo. Algunos animales detectan las moléculas responsables del aroma terroso
en concentraciones extremadamente bajas como la mosca de la fruta, los
mosquitos Aedes aegypti, responsables de transmitir el dengue, la fiebre
amarilla, el zika y el chikunguña, entre otras enfermedades.
Otras
hipótesis apuntan a que la relación entre la producción de geosmina y la
presencia de humedad ayuda a los camellos del desierto del Gobi a localizar
oasis en medio del desierto, ya que son capaces de percibirla a decenas de
kilómetros de distancia.
Por otra
parte, el olfato humano es extremadamente sensible a la presencia de geosmina y
es capaz de detectarla en concentraciones muy bajas. Para una especie que tiene
un sentido del olfato relativamente pobre provoca la pregunta: ¿Por qué los
humanos conservan tal sensibilidad para este volátil microbiano?
Hace miles de
años, los primeros antepasados humanos usaron su sentido del olfato para cazar,
para diferenciar alimentos nutritivos de otros nocivos o incluso para huir del
fuego y de los depredadores. Y, quizás, para conseguir saciar su sed.
Desde la
perspectiva de la psicología evolutiva, debe existir alguna razón por la que la
presencia del olor petricor nos cautive. Algunos autores sugieren que la
afinidad humana por la geosmina puede estar arraigada desde esos tiempos en que
nuestros antepasados nómadas vagaban a través de paisajes áridos en busca de
agua.
Desde luego,
esta sería una razón de peso para responder por qué atrae tanto el olor a
tierra mojada y si se piensa con detenimiento es una estrategia sutil y
bucólica que utilizan algunas bacterias para dispersarse y aumentar las
posibilidades de supervivencia y colonización de nuevos territorios.
Además, en
México, hay que recordar al famoso compositor Pepe Guízar, oriundo de Jalisco,
quien destaca en la letra de su canción Guadalajara: Hueles a pura tierra
mojada.
Los
comentarios anteriores son de Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología
de la Universidad de Salamanca en base a un artículo publicado originalmente en
el portal de Internet The Conversation.
En fin, como
escribió Federico García Lorca (España, 1898-1936), en su poema Meditación Bajo
la Lluvia:
Ha besado la
lluvia al jardín provinciano
dejando
emocionantes cadencias en las hojas.
El aroma
sereno de la tierra mojada
inunda el
corazón de tristeza remota.
Se rasgan
nubes grises en el mudo horizonte.
Sobre el agua
dormida de la fuente, las gotas
se clavan,
levantando claras perlas de espuma.
Fuegos fatuos
que apaga el temblor de las ondas.
raultorress@hotmail.com
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