La Oración del esposo
SIN LÍMITES
La Oración
del esposo
Petición a
Dios del marido promedio de hace unos años…
Por Raúl
Torres Salmerón
Aunque el
mundo vive cambios rápidos en muchos aspectos, donde la igualdad de género se
cierne sobre todos, el mundo y la cultura digital avanzan, los jóvenes ya no se
casan y la tradicional familia está en proceso de desaparecer, existen todavía
numerosos matrimonios, como decían los abuelos, chapados a la antigua.
Prueba de
ello es la Oración del Esposo, que circula entre aquellos que van rumbo a la
tercera edad:
Padre,
concédeme la serenidad para aceptar que a mi esposa no la puedo cambiar. La que
cambia las cosas de lugar es ella y también te doy gracias Padre, porque con lo
que le encanta cambiar de cosas, aún no me haya cambiado a mí.
Dame la
sabiduría para entender que cuando ella dice: Tráeme una crema de leche, para mí
existe una sola posibilidad, que es la crema de leche, pero para ella existen
marcas, tamaños, fecha de caducidad, rendimiento con relación al postre o
comida que desea preparar. Ayúdame a entender que no es su culpa confiar en mi
simple criterio.
Padre, dame
la visión para reconocer o mejor dicho a diferenciar los colores. Ayúdame a
recordar que el color fucsia es casi como el rosado, pero más fuerte, no tanto
como el lila, más bien como el violeta, pero más clarito.
Ayúdame a
reconocer que, aunque para mí el color blanco es uno solo, para mi esposa
existe blanco hueso, blanco perla, blanco cielo, blanco nieve, blanco ártico y
el más importante de todos, el blanco que es más blanquito que los otros
blancos.
Padre, dame
la capacidad para entender que cuando ella me dice que tiene ganas de hacer un
postre, en realidad me está diciendo: Ayer estaba viendo la tele y en la
película estaban comiendo un postre de fresas riquísimo, entonces me dieron
ganas de hacerlo. ¿No te parece que deberías acompañarme a la cocina y hacemos
el postre juntos? Y si necesito algún ingrediente, entonces vas y lo compras,
pero lo hacemos juntos mientras conversamos de las cosas de la casa o de los
hijos.
Perdóname
Señor porque yo solo escuché que me dijo: Tengo ganas de hacer un postre y yo
le dije: Bueno, hazlo.
Señor por
favor, antes de preguntar ¿Cómo te fue este día? dame la capacidad de resistir
por lo menos unos 15 minutos de plática y la posibilidad de que esto termine en
conversaciones de asuntos de pareja con riesgo de pleito o discusión y en todo
caso no quedará en nada y aún más, con el riesgo de que pregunte ¿Y a ti como
te fue? y cuando yo responda con el típico bien, ella me pregunte: ¿Te pasa
algo? Te noto raro, avísame si estás de mal genio para no decirte nada…
Líbranos
Señor a los esposos del mundo entero de la calamidad de que nos pidan que les
ayudemos a tender la ropa lavada y si caemos en esa prueba, ayúdanos a recordar
que las camisas, las blusas y la ropa de lana se tienden con pinzas.
Ayúdame Señor
a recordar que se debe lavar separadamente las piezas de color de las blancas,
que no se debe juntar toda la ropa, que entienda que hay lineamientos más
complicados que mi esposa bondadosamente me ha dado para los otros blancos, las
fundas de almohadas, las sábanas y sobre todo el modo en que se deben colgar
estas prendas.
Finalmente,
Señor, te pedimos que nos des la capacidad de leer la mente, de escuchar lo que
se dice sin palabras, de poder opinar cuando nos pregunta qué color es mejor o qué
zapatos combinan mejor.
No nos
desampares en estas duras pruebas cotidianas. Amén.
En fin, como
dicen las coplas colombianas:
Esta casa es
muy bonita,
Dios se lo
pague al que la hizo,
que por
dentro está la gloria
y por fuera
el paraíso.
Cuando una
mujer te diga
que te quiere
y te idolatra,
es porque te
tiene vista
la bolsa
llena de plata.
raultorress@hotmail.com
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