En 1936, hubo un Ayuntamiento obrero
SIN LÍMITES
En 1936, hubo
un Ayuntamiento obrero
La FROC
gobernó Puebla Capital; fue la única ocasión
Por Raúl
Torres Salmerón
La política
obrera en 1929 del Presidente de la República Emilio Portes Gil y las
diferentes concepciones sobre política sindical en el interior de la
Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) hicieron que esta se dividiera y
en poco tiempo su ascendiente sobre los trabajadores se fue perdiendo.
Otras fuerzas
iban haciendo acto de presencia como la Sindicalista y la Confederación
Sindicalista de Obreros y Campesinos del Estado de Puebla (CSOC), quien tuvo
entre sus dirigentes a Leobardo Coca Cabrera, Filomeno Escamilla, Manuel
Rivera, Blas Chumacero y Francisco Márquez.
Benjamín H.
Caballero, Sabino H. Cuellar y Francisco Márquez, miembros de la CSOC, fueron
de los fundadores de la Confederación General de Obreros y Campesinos de México
(CGOCM), antecedente inmediato de la Confederación de Trabajadores de México
(CTM). Por acuerdo de la CGOCM, la CSOC se convirtió en una federación, que se
llamó Federación Regional de Obreros y Campesinos (FROC).
La FROC nació
en buenos tiempos, los años de movilización de las masas trabajadoras, en los
cuales el General Lázaro Cárdenas, Presidente de 1934 a 1940, señalaría que los trabajadores podían ocupar
cargos de representación popular pero también aclararía que esto no significaba
que tomaran el poder político.
La FROC
recogió toda la herencia de las movilizaciones de trabajadores poblanos, de sus
luchas por el salario, de sus querellas con la Junta de Conciliación y
Arbitraje, de sus aspiraciones y deseos por un Puebla mejor.
Además la
FROC se distinguió en esos años por su lucha por mejores salarios de sus
agremiados y por las luchas político electorales, pues contendió por el
Municipio de Puebla, por diputaciones locales y federales, por una Senaduría de
la República y por el Gobierno del Estado.
La lucha más
importante fue la de 1935 que culminó con la huelga general, donde manifestó un
alto grado de organización y de fuerza política. En Puebla fue importante,
porque fue el segundo Municipio ganado, el primero fue en Veracruz. Perdieron
la gubernatura, pero esa es otra historia.
En la
competencia por el Ayuntamiento, que en esa época tenía duración de un año,
hubo dos planillas.
LA PLANILLA
OBRERA
La primera,
encabezada por el Mayor de Artillería Raúl de Alba y apoyada por los obreros de
las fábricas de San Juan Amandi, La Esperanza y Similares del Barrio El Alto,
por el Gobernador José Mijares Palencia y por el Jefe de la Zona Militar,
Maximino Ávila Camacho.
La otra
planilla estuvo encabezada por Filomeno Escamilla, hilandero. Estaba formada
por las siguientes personas: Ricardo Pérez Bueno, linotipista; Ruperto E. Gutiérrez,
filarmónico; Prisciliano González, ferrocarrilero; Fernando Izaquira, empleado
de comercio; Antonio González, bonetero; José V. Rivera y Tránsito Caso,
hilanderos; Pedro Guerrero, chofer; Rafael M. Gutiérrez, operario de cementos;
Eudoxio Benítez, mecánico.
Los Suplentes
fueron: Miguel González, panadero; Francisco Montiel, periodista; Fernando
Trujeque, establero; Andrés Méndez, alfarero; Miguel D. Enríquez, agente de
ventas; Araceli Yañiz, escritora; Juan Díaz Martínez, locatario; Israel Osorio, zapatero; Manuel Galindo, cantero;
Antonio Rendón Luna, sastre y Carlos Pérez Salazar, pailero.
Esta planilla
fue apoyada por la FROC y por su brazo electoral que se llamó Alianza
Revolucionaria de Obreros y Campesinos del Estado.
El principal
obstáculo a la planilla obrera fue la del gobernador Mijares Palencia. Su
preferencia por un sindicalismo, como el que representaba la CROM, era
manifiesta. También el Ministerio Público fue parcial. Contadas veces atendió
las solicitudes de la FROC en el sentido de esclarecer hechos violentos contra
sus agremiados. Empero, a la CROM la exoneró de muchas acusaciones en su
contra.
Además, a la
planilla obrera se le acusaba de inconstitucional porque incluía a una mujer, a
sabiendas de que las mexicanas, en esos años no tenían derechos políticos. Sin
embargo, la Ley Electoral del Estado de Puebla sí otorgaba ese derecho político
a la mujer.
También a la
planilla de trabajadores se le acusaba de estar apoyada por una federación de
trabajadores y además, de que hiciera política. Paradójicamente, quien lanzaba
esta acusación era una organización obrera, la CROM, quien hizo política y
participó en las luchas electorales.
Pero la
campaña contra la FROC arreció sobre ese tema. Un periódico local, Diario de Puebla, señalaba que la
política era muy ajena al sindicato y reconocía, por otra parte, que todos
deberían hacer política, sólo que como ciudadanos libres y no como borregos que
siguiendo los consejos de un líder pretendía uncir el conjunto al carro personal
de sus ambiciones.
Finalmente,
el periódico reiteraba que los sindicatos no deberían hacer política, que no
eran esos los fines del sindicato, ni estaban organizados para eso, pues de
hacerlo así pasaban de ser agrupación obrerista a ser partidos políticos.
FALSAS
ACUSACIONES
Las
acusaciones no tenían fundamento. Los trabajadores poblanos no hicieron de su
organización sindical un partido político, para fines electorales crearon la
Alianza Revolucionaria de Obreros y Campesinos del Estado y reconocían, por
otra parte, al Partido Nacional Revolucionario como su partido político.
Por último,
los cromistas acusaron a Filomeno Escamilla de querer para el Municipio de
Puebla el comunismo, pues según esa organización obrera, Escamilla actuaba
conforme a la propaganda de la Rusia Soviética y la del grupo de Vicente
Lombardo Toledano. Por todos esos peligros en que podía caer la sociedad
poblana, la CROM llamó a sus afiliados y simpatizantes para realizar un paro de
protesta contra los frocquistas que se han manifestado abiertamente comunistas.
Hubo
violencia física, fue quizá una de las campañas más sangrientas, los periódicos
locales registraron en esas fechas un sinnúmero de muertos heridos y
desaparecidos por razones electorales. Tal era el ambiente próximo a las
elecciones municipales, que duró hasta después de pasados los plebiscitos para
gobernador.
Una situación
agravó más el panorama político. A Filomeno Escamilla, candidato a Primer
Regidor del Ayuntamiento de Puebla, se le imputó el cargo de homicida y sus
adversarios políticos lo aprovecharon. Gonzalo Bautista, Diputado Federal por
Puebla, pidió, junto con otros, a la Cámara Local el desafuero de Escamilla,
pues el candidato de los trabajadores era Diputado Local y la solicitud pronto
fue atendida.
Ante la
situación, la FROC celebró un consejo extraordinario en donde acordó dirigir un
memorándum al Presidente de la República con los siguientes puntos resolutivos:
1) Acusa a los Tres Poderes del Estado de Puebla de luchar contra la planilla
encabezada por Escamilla. 2) Facultar la FROC y a su Secretario General para
que en caso de que Escamilla fuera desaforado decretara un paro de cuatro horas
en todo el Estado en señal de protesta, por considerar que se trata de un
atropello a la planilla obrera que respalda la Federación. 3) Los trabajadores
le dijeron al Presidente Cárdenas ellos participaban en la lucha electoral
porque Cárdenas había reiterado, los obreros y campesinos debían tomar la
dirección y la administración de los puestos de elección popular y sólo pedían el
cumplimiento de la promesa presidencial.
Los
resultados de las elecciones no fueron tan adversos para la planilla obrera. El
decreto del gobernador José Mijares Palencia, de 19 de diciembre de 1935,
señalaba que la planilla encabezada por Escamilla había obtenido la mayoría
absoluta de sufragios y se asentaba que el 6 de diciembre de ese año el Juez
Primero de lo Criminal comprobó la responsabilidad de Escamilla en el asesinato
del obrero Salvador Muñoz.
Por ello, el
Gobernador decretó nula la elección del 24 de noviembre del año en curso en
favor de Filomeno Escamilla, como Regidor Propietario del Ayuntamiento
Constitucional que funcionará durante el ejercicio de 1936 en el Municipio de
Puebla. El resto de la planilla no sufrió ninguna alteración. En lugar de
Escamilla quedó Ruperto Gutiérrez.
TOMA DE
POSESIÓN
En sesión
extraordinaria de toma de posesión del Ayuntamiento de la Ciudad de Puebla, el
15 de febrero de 1936, Benjamín García, representante del Ayuntamiento de la
Ciudad de Veracruz, e integrada también por obreros, hizo uso de la palabra y
dijo que quería señalar a los integrantes del Ayuntamiento poblano que la
planilla obrera veracruzana tuvo, como la de Puebla, que luchar contra los
mismos elementos, pero eso, ahora, no tenía importancia, lo destacable era la
gran responsabilidad de dirigir y administrar los intereses de la ciudad.
La causa de
los trabajadores estaba perdida, los dirigentes de la FROC, Leobardo Coca
Cabrera y Filomeno Escamilla fueron asesinados. El primero acribillado a
balazos; el segundo, desaparecido, pero según el testimonio de Miguel Ángel
Velasco, fue triturado en un molino.
Hay un
testimonio de la viuda de Escamilla, quien fue a ver al Gobernador Maximino
Ávila Camacho y le reclamó por la vida de su esposo. El mandatario contestó, de
unaa manera que no necesita comentarios: Lo hecho está y está bien hecho.
Así fue la
historia de la única administración totalmente obrera del Ayuntamiento del
Municipio de Puebla, hace ya 85 años.
Esta historia
la escribió Alberto Enríquez Perea, de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales, con el título Las Luchas Político-Electorales de los Trabajadores
Poblanos en 1935-1936, en la Revista Estudios Políticos de la UNAM publicado en
1987.
En fin, como
escribió Jorge Debravo (Costa Rica, 1938-1967), en su poema Esta Canción
Amarga:
Sufro tanto
que a veces ni siquiera
sé si sufro
por mí o por el obrero.
El
sufrimiento nace, simplemente.
Es como un
árbol ciego.
raultorress@hotmail.com
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