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¿Podríamos considerar arte a los videojuegos?


* No basta con que sea una gran industria, ni que varios museos lo declaren. En una materia como el arte no existen decretos sino puntos de vista.

Hay preguntas que deben hacerse en un mundo de constantes cambios como en el que vivimos.

En el campo del arte ha habido una diversificación importante. Desde que la arquitectura, la danza, la escultura, la música, la pintura, la literatura y el cine fueron denominadas las siete bellas artes ha habido innumerables debates de que otras disciplinas podrían entrar en esta clasificación.

La cocina tiene buenos argumentos, la fotografía ha ganado terreno, la novela gráfica ha comenzado a entrar en las conversaciones. Pero el videojuego es sin duda uno de los medios que más polémica ha causado a la hora del debate.

Los videojuegos

La industria del videojuego nació en el año 1971 con juegos en 2D como Pong. A través del tiempo se ha visto un marcado cambio en esta dinámica. Desde consolas como el primer Nintendo, la historia que acompaña a esta mecánica ha ganado una creciente importancia en lo que es la actividad de jugar juegos de video.

Hoy en día la industria de los videojuegos genera más de 90 billones de dólares al año. El jugador promedio, de acuerdo con la revista Time, pasa alrededor de 6 horas a la semana jugando algún tipo de juego.

A partir de esto, se ha creado una nueva dimensión dentro de la concepción de juego, en el que el simple entretenimiento ya no es suficiente para saciar los gustos de una creciente ola de jugadores que buscan al mismo tiempo vivir una experiencia distinta. Y esta exploración ha generado la atención de varias instituciones que les compete el tema del arte.

El Museo de Arte Moderno de Nueva York ya tuvo una galería en el año 2014 en la que presentó varios juegos como obras de arte en sus paredes. También el museo Smithsonian declaró como arte a los videojuegos en 2013 y tiene en su colección piezas de videojuegos.

Así también, instituciones como el ministerio de cultura de Francia y la corte suprema de justicia de Estados Unidos contemplan al videojuego como una de las artes.


Incluso Shigeru Miyamoto, creador de juegos como Mario Bros, ganó el premio Príncipe de Asturias o que Alex Garland, nominado al Óscar por su labor como guionista en la película Ex Machina, tenga en su hoja de vida haber escrito el videojuego Enslaved: Odyssey to the West.


Pero, que sea una gran industria y que varios museos e instituciones de gobierno lo declaren, no lo convierte en arte. En una disciplina como esta, no existen decretos sino puntos de vista.

¿Qué es arte?

Este debate se ha tenido desde el inicio de la civilización. Dependiendo de la persona a la cual le pregunte, la respuesta será distinta.

Existen unos, como el filósofo italiano Dino Formaggio que dijo “Arte es todo lo que los hombres llaman arte”.

Si se le hace la pregunta al diccionario de la Real Academia Española, este lo define como una “manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”.

No obstante, estas definiciones dejan un espacio inmenso a la interpretación. Una manifestación de la actividad humana puede ser desde la Mona Lisa hasta un zapato y solo depende de quien lo mire. Es aquí donde entra el concepto de intención artística, tan crucial para este debate.

De acuerdo con el artista visual y curador Néstor Martínez, “lo artístico se encuentra en su expresión cultural. Es una intención y propósito del concepto artístico que lo sitúan dentro del arte”.

Por ejemplo, un teléfono no es una obra de arte en un vacío contextual. Pero, si en una galería de arte hay una escultura de este objeto, puesta en un contexto en el que comunica algo diferente a su función útil, la de llamar y recibir llamadas, comienza a entrar a la esfera de lo artístico por medio de la intención de quien lo colocó allí.

Personas como Homer Etminani, director de cine y graduado de la carrera de historia del arte trazan la raya del arte “como un medio de comunicación que se caracteriza por el alto componente estético y experimental y que alude a aspectos filosóficos, emocionales, intelectuales, políticos, éticos, etc. La finalidad del arte no es informar, vender o entretener; sino suscitar conciencia, interpretación, reflexión”.

Igualmente, Etminani expande que, “un medio deja de ser artístico cuando está diseñado para entretener y no para suscitar reflexión de algún tipo”.

Aquí yace la división más problemática para el caso de los videojuegos como arte.

El videojuego, es o no es

Jorge Bedoya, socio de la firma Bedoya & Visbal abogados, que se encarga de representar legalmente a personas que crean videojuegos, afirma que “dentro de los videojuegos puedes encontrar obras musicales, guiones, diseño, actuación, coreografía. Esto los hace una de las máximas expresiones del arte, tal y como lo era la ópera en su momento”.

El videojuego puede ser una nueva expresión artística, de acuerdo con Ernesto Recuero, docente de la facultad de Artes plásticas de la Universidad del Atlántico, pero, “tiene que ver con la intención. Depende del autor, mientras sea solo una diversión hacerlo y jugarlo y que no tengan una profundidad con respecto a las artes, será solo un juego.

Lo que cambia de acuerdo con Recuero es cuando: “existe una interacción con el público en la que el autor tiene la intencionalidad de que el juego funcione como obra de arte”.

Sin embargo, para Homer Etminani aun cuando exista la intención hay un trasfondo en el que “no pueden ser considerados como arte porque están diseñados para entretener y no para suscitar reflexión. Se podría aplicar esto a cualquier medio, incluso considerado artístico. No toda pintura, escultura o película es arte. Por ejemplo, las películas que se proyectan en los centros comerciales no son arte sino entretenimiento; están diseñados para entretener”.

En contraposición a esto, Fred Ávila, coordinador general de la fundación Comic Lab, afirma que: “Lo descalifican porque es un producto masivo, netamente comercial que sale en serie y cada cierto tiempo, la gente tiende a pensar que eso demerita el valor artístico que pueda tener. Pero eso es desconocer que hay una gran industria alrededor de esto que recluta artistas gráficos importantes”.

Néstor Martínez explica que: “Desde el punto de vista comercial se estructuran unos productos que van enrutados hacia estos aspectos de entretenimiento. Pero, no se puede negar que hay mucho arte que es entretenido, que es juego, y de utilidad. Entonces de cierta forma No hay reglas en la creación artística.

Giuliano Cavalli, artista visual barranquillero que ha trabajado en equipos de diseño para películas como Capitán América: El primer vengador y Alien vs. Predator, agrega que: “El tema de la experiencia, del vivir el videojuego tiene muchas cosas parecidas a lo que tiene el arte. El arte es sensación, sentimiento. El videojuego a través de sus avances ha logrado crear esas afectaciones en los seres humanos”.

Danny González, profesor investigador de estudios visuales y audiovisuales de la facultad de Bellas Artes, recuerda lo que hizo Marcel Duchamp décadas atrás con su estilo denominado ready-made: “Duchamp tomó todos estos elementos que se producen en serie desde la revolución industrial y los sacó de su contexto útil para resonar sobre el público y mostrar la tecnificación de la sociedad”.

Esta tecnificación es clara en los videojuegos. De acuerdo con Jorge Bedoya, “Por lo menos hay alrededor de 12 equipos diferentes por obra que puede hacer parte de un videojuego. Piensa en el número de músico que emplea y compositores para una banda sonora. Solo en animación hay equipos de alrededor de 60 personas. Por lo menos 12 personas en inteligencia artificial”.

Lo que hace el videojuego entonces, de acuerdo con González es: “seguir esa línea de vanguardia que Duchamp propone. El avance tecnológico permite colocar elementos creativos en la producción de videojuegos. Y en efecto muchos artistas han comenzado a utilizar los juegos como un medio de hacer su arte”.

Giuliano Cavalli comparte este sentimiento: “Más que los videojuegos parezcan arte, es cómo los artistas han integrado el videojuego como ese nuevo pincel o cincel para construir historias y crear obra”.

Con información de El Heraldo

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